El PNV pacta con el PDeCAT seguir defendiendo el referéndum separatista en la UE

PNV-JxCat
Carles Puigdemont e Íñigo Urkullu.
Carlos Cuesta

El PNV pacta con el PDeCAT seguir defendiendo el referéndum separatista en la Unión Europea. Mientras negocia los Presupuestos con el Gobierno central y exige el levantamiento del 155 en Cataluña como condición necesaria para desbloquear la aprobación de las cuentas públicas, los nacionalistas vascos han pactado llevar el mensaje de la consulta separatista a aquellos lugares donde el PDeCAT ya tiene problemas para hacerlo llegar por haber pretendido dar un golpe de estado y haber perdido, consecuentemente, su escaso crédito internacional.

El PNV mantiene intacta su capacidad de interlocución. Incluso la internacional. Y por ello ha alcanzado un pacto por el que se ha comprometido a defender un referéndum en las esferas europeas. Lo ofrece como la salida para evitar un conflicto. Un choque de trenes. Como una solución para evitar que lo ocurrido en Cataluña se traslade a más regiones europeas.

La postura del PNV tiene dos ventajas para ellos. La primera, que los nacionalistas vascos mantienen de esta forma viva la pugna independentista entrando en la carrera de relevos que siempre han mantenido en equipo con el nacionalismo catalán.

La segunda, que esperan que tomando ellos el mando ahora en Europa, algunos Estados miembros les acepten como interlocutor para estos asuntos y, además, consigan rebajar la tensión en Cataluña de forma que puedan mantener simultáneamente negociaciones con el Gobierno del PP en asuntos económicos.

El PDeCAT, por su parte, está conforme con esta versión. Y es que los interlocutores de PNV en el partido separatista catalán no son los más cercanos a Carles Puigdemont y consideran que, en estos momentos, es prioritario relajar el ambiente para poder seguir operando como hasta ahora y continuar ganando cuotas de autogobierno y de financiación.

El presidente vasco, Íñigo Urkullu, ha empezado a defender ya una reforma europea para que los referéndums como el catalán puedan celebrarse de forma legal. Lo hizo, de hecho, recientemente, ante 25 embajadores de la UE y en la residencia del embajador de Italia en España. En pleno centro de Madrid. La reunión se celebró en enero y se planteó como un encuentro para solicitar un cambio de la normativa electoral desde Europa. Porque la “singularidad de la nación vasca” lo exigía, según sus palabras. Y porque era necesario buscar acuerdos entre el Estado y el resto de “naciones” por medio de acuerdos de soberanía compartida y bilateralidad. Unos acuerdos que para poder empezar a negociarse tenían que estar respaldados previamente por referéndums legalizados en toda la UE.

Urkullu, con ese fin, reclama la aprobación de una “directiva de claridad” europea que permita “cauces legales para que las comunidades políticas que, mediante decisión expresa y clara de sus instituciones parlamentarias de autogobierno, quieran consultar a la ciudadanía sobre su futuro, puedan hacerlo”.

La reforma sería copiada de la de Canadá. Pero, en este caso, supondría una entrada en el ámbito puro de la soberanía de cada país puenteando esa competencia nacional desde la UE.

No es la primera vez que este tipo de encuentros se realizan en el seno del PNV: Urkullu ya se entrevistó dos veces en Madrid con los embajadores de la UE en enero de 2013 y en junio de 2014. Pero, en esas ocasiones, para hablar de ETA. Se ha producido un encuentro más de Urkullu con representantes internacionales, en 2016, en el Palacio Miramar de San Sebastián.

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